Hoy con este post pretendo acompañar a nuestra compañera y amiga Rebe, en su
RETO DESVANERO 35: OLOR A MAR
Cuando vi la temática sobre la que iba a tratar este reto se me vino a la cabeza un trabajo que tenía pendiente desde hace mucho y aunque no suelo ir a retos este me inspiraba especialmente.
Siempre llamó mi atención el mar, entendido no como playa y sol, si no como ese mar tan duro y bello a la vez.
En cierta ocasión en un viaje familiar, visitando el puerto pesquero de Marín nos pasó una cosa curiosa, un señor al que no conocíamos de nada nos ofreció si queríamos ver un barco por dentro.
El barco en cuestión era un barco de los que hacen pesca de altura, es decir meses y meses sin ir por sus casas alejados de sus familias y hogares.
Este señor resultó ser un pescador de estos que solo estaban en su casa durante tres meses al año. Nos contó la cantidad de vivencias perdidas, tales como los nacimientos de sus hijos. Historias duras de verdad.
El interior del barco a pesar de querer ser confortable "no lo era", esas literas de tres tan juntas ese comedor tan obscuro y pequeño uffff solo de pensarlo.
Claro que la mayor parte de las horas que estaban despiertos en el barco estaban trabajando, ya que cuando no estaban capturando el resto del tiempo lo que hacían era limpiar el pescado y congelar el mismo.
Ya se que no se escribir para contar historias, pero si os quería situar un poco en lo que quiero transmitir, la dura vida de nuestros pescadores.
Así que en homenaje a todos ellos, les dedico este trabajo, construido con todo mi corazón.
Os invito a leer como hice este trabajo.